La anorexia no se cura. Ni siquiera con literatura. Pero se
puede explicar. Eso cree la jovencísima novelista gallega Andrea Tomé (Ferrol,
1994), de 19 años, que ha recibido hoy el Premio literario La Caixa/Plataforma
dotado con 3.000 euros y la publicación de su obra,Corazón de mariposa, en la
colección juvenil de Plataforma Editorial:Plataforma Neo. "Esta es la
novela que nunca había pensado escribir", confesó la autora en la rueda de
prensa del galardón concedida enCaixaForum, que padece desorden alimentario al
igual que su protagonista. "Pero me di cuenta, leyendo sobre mi
enfermedad, que faltaba una obra que combinara buena literatura y conocimiento
de qué es ser anoréxica".
La novela narra la historia de Victoria, una universitaria
cuya rutina es contar calorías desde la torre de marfil de su enfermedad.
Kenji, un compañero de clase, cambiará su vida en su día más difícil: cuando
sus colegas estudiantes se la encuentren tirada en el baño de un bar, sobre un
charco de sangre. "La protagonista es, a propósito, lo opuesto a mí",
ha subrayado Tomé, que en ningún caso quiere que se entienda a su personaje
como una sosias literaria. "Lo que sí es cierto es que sus obsesiones, sus
pensamientos recurrentes, se inspiran en mi padecimiento de la anorexia. Pero
es un personaje de ficción".
Andrea Tomé, a pesar de su premio y publicación que
"aún no se cree", piensa que escribir sobre la anorexia no ayuda a
superar la enfermedad: "Me gustaría decir que se puede curar una con
literatura. Pero no es verdad. Esta es una enfermedad que está contigo toda la
vida. Las anoréxicas sabemos de qué podemos morirnos y que, por mucho que
mejores, será algo con lo que tendrás que lidiar toda tu vida. Así que no, no
me ayudó a combatirla, pero sí a entenderla". Comprender esta dolencia,
que "padecen tres de cada 100 personas", como recuerda la autora, era
el mayor motivo para escribirla: "Hay muchos tópicos sociales que son
falsos. Por ejemplo, que somos niñas que queremos tener un aspecto de modelo.
No es así. Lo que tenemos es una enfermedad mental antes que física". El
título de la novela, Corazón de mariposa, dio la pincelada de humor a la
seriedad del tema: "Lo confieso, era el título de otra novela [risas del
público]. Pero luego pensé que le venía bien. Sugiere un corazón pequeño, y las
anoréxicas lo tenemos comparadas con una persona sin la enfermedad. Luego me
enteré de que las mariposas no tienen corazón, solo tubitos [más risas]".
Tomé estuvo bien escudada en su rueda de prensa. A su
izquierda: Jaume Giró, director ejecutivo de La Caixa, que destacó la
"necesidad de la creatividad de la juventud como revulsivo"; Jordi
Nadal, editor dePlataforma Editorial, que subrayó la calidad de la edición de
este año, con 145 manuscritos recibidos de autores entre 14 y 25 años de seis
países hispanoparlantes; y Francesc Miralles, novelista de literatura juvenil
traducido a más de 12 idiomas y miembro del jurado de esta segunda edición del
premio (la primera la ganó Laia Soler), que destacó el "tono directo,
desacomplejado, duro y tierno a la vez" de la novela, alabando también la
calidad de su prosa. A su derecha, su madre, visiblemente emocionada, sobre
todo cuando su hija explicó, sin tapujos y sin perder la sonrisa, el drama de
su enfermedad. Solo intervino para decir un "gracias" a los
asistentes.
Esta joven autora tiene muchas más balas en la recámara:
ocho novelas ya escritas, y quién sabe cuántas en la imaginación. Pero su
estreno literario no puede ser más a flor de piel, un debut que arranca con
esta dedicatoria: "A todas las princesas de hielo que sin saberlo
construyen una cárcel con sus huesos".